Tras la pista del Tomahawk

draw_tomahawk_02

En 1983 el Ministerio de Defensa de Estados Unidos dio luz verde al proyecto que, años después, alumbraría el misil más famoso de todos los tiempos, el Tomahawk. No es un misil cual-quiera, es un misil inteligente. Una vez lanzado, y ya cerca de su objetivo, activa un sistema digital de identificación que compara las imágenes que capta el radar con las que lleva grabadas en su memoria y las cruza con los datos que recibe a través del GPS. Eso fue lo que revolucionó el mundo armamentístico: las bombas antiguas caían donde eran enviadas, pero el Tomahawk era capaz de buscar su objetivo para impactar en él. Una de las claves de la adaptación está, precisamente, ahí. No vayas al bulto. Adáptate a la situación e identifica tus objetivos. No todos los grupos ni todas las situaciones requieren las mismas habilidades. Piensa, por ejemplo, que integrarte en un grupo de amigos que se reúne los domingos para ir a patinar es diferente a la integración que afrontas con los compañeros de tu nuevo trabajo. Para la mayoría de nosotros, presentarnos ante un grupo de personas desconocidas es una situación estresante porque, de alguna manera, nos sometemos a su aprobación. Si pasamos el examen seremos aceptados y, en caso contrario, nos veremos rechazados. Nuestro cuerpo se adapta a los momentos que, como ése, requieren un aporte extra de energía y lo hace por medio de lo que denominamos estrés.

El profesor Enrique García Fernández-Abascal lo define así: “Un proceso psicológico que se origina ante una exigencia al organismo, frente a la cual éste no tiene información para darle una respuesta adecuada, activando un mecanismo de emergencia consistente en una activación psicofisiológica que permite recoger más y mejor información, procesarla e interpretarla más rápida y eficientemente, y así permitir al organismo dar una respuesta adecuada a la demanda”. El problema llega cuando el estrés es tan intenso que nos paraliza. ¿Qué hacer? Tranquilo, hay una respuesta. Luis Rojas Marcos afirma que “hoy sabemos que los tres rasgos de la personalidad que mejor nos protegen de las presiones estresantes del medio son la valoración positiva de uno mismo, la disposición optimista, y el talante sociable y comunicativo”.

Fragmento del libro «La ventana interior. Inteligencia emocional aplicada al periodismo»

(Editorial Fragua 2016)

La adaptación a un grupo

m2-adaptacion-integracion

Hay personas que parecen haber nacido para relacionarse con los demás. Llegan nuevos a un grupo y, de inmediato, conectan con una complicidad que ni siquiera alcanzan algunos de los miembros más veteranos. No te engañes, solo unos pocos privilegiados disponen de esa cualidad. Los demás debemos trabajarnos la integración en un grupo y, en ese empeño, conviene evitar algunos errores.

En el fondo, nuestra vida en grupo no se diferencia demasiado de la de los primates, aunque nos duela reconocerlo. En 1988, Dick Byrne y Andrew Whiten editaron una antología de textos anteriores con el título “Machiavellian Intelligence: Social Expertise and the Evolution of Intellect in Monkeys, Apes and Humans”. Basado en un texto de Nicholas Humphrey, es un excelente análisis de la red social en la que viven los chimpancés y otros primates, que deben “sopesar una variada gama de opciones competitivas y cooperativas. Los individuos compiten no sólo por compañeros sexuales, sino también (por ejemplo) por recursos alimentarios, un lugar para dormir, su ubicación en el grupo (que puede condicionar su acceso a los alimentos y también sus posibilidades de eludir a los depredadores), compiten por determinados aliados, por compañeros de juego y de espulgo y por el acceso a la crías, y pueden cooperar unos con otros no sólo en materia de apareamiento, sino (por ejemplo) de aseo/espulgo mutuo y de apoyo en los enfrentamientos”.

La adaptación a un grupo es la equivalencia, a escala, del inicio de la socialización de los individuos. Con la vida en sociedad tratamos de cubrir nuestras necesidades, recibir afecto y ser reconocidos por los otros.

Fragmento del libro «La ventana interior. Inteligencia emocional aplicada al periodismo»

(Editorial Fragua, 2016)

Cine y periodismo: Tinta roja

092

Alfonso llega al diario El Clamor como becario. Aspira a colaborar en la sección de espectáculos pero termina recalando en sucesos donde tiene como tutor a Saúl, un periodista veterano y desencantado. Superadas sus reticencias iniciales, Alfonso toma el ejemplo de Saúl y aprende de las técnicas que le ve utilizar, caracterizadas por la falta de escrúpulos.

Al principio, a Alfonso le desagrada la falta de escrúpulos de su tutor, pero enseguida aprende de él y hace el trabajo de la misma manera. Se adapta por medio de la imitación, que ya es un error, y comete otros dos más: no filtra e imita a un individuo con más cosas malas que buenas. Solo es consciente de su transformación al final, cuando se da cuenta de que se ha convertido en lo que era Saúl cuando él llegó.

La acogida que encuentra en su primer día no es especialmente cálida: “¿Se le ha perdido algo por aquí?” y la indiferencia continúa durante un tiempo: “¿Quieres un consejo? Bájate de la camioneta y sigue escribiendo tus novelitas. Es mejor renunciar a que te bote ¿no crees?” hasta que, tras el primer incidente cubriendo un suceso, empieza a tratarle como a un igual: “El tiempo cura todas la heridas, también va a curar ese golpe”. Al poco, Saúl deja que sea Alfonso quien decida la organización del día: “A ver, Varguitas. Hoy ya tú mandas. ¿Qué nos depara el día? Dile a Van Gogh adónde tenemos que ir”.

Alfonso va aprendiendo de las tretas de Saúl y llega a elaborar este titular: “Fue a darle el pésame a una monja y la violó para que se le pasara la pena”, que merece todos los elogios de su tutor: “Es lo mejor que has escrito, Varguitas, hay una historia aquí. Literatura de la buena, muy buena. Te felicito”. La realidad es que ha llegado a convertirse en una copia de él, pero mejorada: con más formación, más iniciativa y más capacidad de trabajo. Por eso, termina convirtiéndose en el jefe de la sección sucesos. “Quién te viera y quién te vio, Alfonso Fernández”, le llega a decir Saúl. Cuando Alfonso es consciente de que se ha convertido en lo que siempre ha rechazado decide abandonar el periódico para centrarse en su auténtica vocación, la literatura. Al marcharse, se encuentra con uno de sus compañeros, el chófer, que le despide de manera afectuosa porque reconoce el trabajo que ha desarrollado allí.

TÍTULO ORIGINAL: Tinta roja

GÉNERO: Drama

AÑO: 2000

NACIONALIDAD: Perú

DIRECCIÓN: Francisco J. Lombardi

GUIÓN: Giovanna Pollarolo

INTÉRPRETES: Gianfranco Brero, Giovanni Ciccia, Fele Martínez, Lucía Jiménez, Carlos Gassols, Yvonne Frayssinet, Gustavo Bueno, Tatiana Astengo

Fragmento del libro «La ventana interior. Inteligencia emocional aplicada al periodismo»

(Editorial Fragua, 2016)

 

La adaptación a un equipo de trabajo

Important part

La adaptación a un grupo es la equivalencia, a escala, del inicio de la socialización de los individuos. Con la vida en sociedad tratamos de cubrir nuestras necesidades, recibir afecto y ser reconocidos por los otros. Un ejercicio interesante consiste en observar cómo los niños intentan integrarse en un grupo donde otros niños juegan. Daniel Goleman lo describe así: “Lo normal es que los recién llegados comiencen observando lo que ocurre durante un tiempo y que luego pongan en marcha sus estrategias de aproximación, mostrando su asertividad de manera muy discreta. Lo más importante a la hora de determinar si un niño será aceptado o no es su capacidad para comprender el marco de referencia del grupo y para saber qué cosas son aceptables y cuáles se hallan fuera de lugar. Los dos pecados capitales que suelen despertar el rechazo de los demás son el intento de asumir el mando demasiado pronto y no sintonizar con el marco de referencia. (…) Los niños populares, antes de aproximarse a un grupo suelen dedicarse a observarlo para comprender lo que está ocurriendo y luego hacen algo para ratificar su aceptación, esperando a confirmar su estatus en el grupo antes de tomar la iniciativa de sugerir lo que todos deberían hacer”. Entre adultos este proceso de adaptación debe ejecutarse en clave de respeto y eso supone no meterte en asuntos que no te incumban, especialmente los que están cargados de tensión. No seas juez de nadie. Hazlo por ellos… y por ti.

Fragmento del libro «La ventana interior. Inteligencia emocional aplicada al periodismo»

(Editorial Fragua, 2016)

La adaptación a un nuevo entorno

adaptarse

Imagina que llegas a tu nuevo empleo. Es tu primer día. Estás ante la puerta y tomas aire. Tienes por delante dos tareas muy importantes: desarrollar tu trabajo como periodista y encajar en la redacción que estás a punto de pisar. Cuando una persona conoce a otra, inicia un proceso de adaptación que presenta diferentes variables. Entre ellas destaca el nivel de relación que, previsiblemente, tendrá con esa persona en el futuro y el grado de intimidad que desea inyectar a la relación. Consciente o inconscientemente, se establece una definición que etiqueta el vínculo entre los individuos y los dota de una doble referencia: por un lado, lo que yo puedo esperar de ti y lo que estoy dispuesto a hacer por ti; por otro, lo que tú puedes esperar de mí y lo que estás dispuesto a hacer por mí.

En otras palabras, es lo que Paul Watzlawick explica así: “En toda comunicación los participantes se ofrecen entre sí definiciones de su relación o, para decirlo de modo más riguroso, cada uno trata de determinar la naturaleza de la relación. Del mismo modo, cada uno de ellos responde con su propia definición de la relación, que puede confirmar, rechazar o modificar la del otro. Tal proceso es de suma importancia, pues en una relación estable no puede quedar fluctuante o sin resolver».

Fragmento del libro «La ventana interior. Inteligencia emocional aplicada al periodismo»

(Editorial Fragua, 2016)

Qué encontrarás en La ventana interior

9788470747151

Las teorías de la comunicación han abordado profusamente cuestiones como la ética profesional o el liderazgo dentro de la redacción pero casi siempre lo han hecho desde una perspectiva deontológica, laboral o corporativa. Recientemente se ha abierto la puerta a lo emocional y han visto la luz ensayos focalizados en aspectos concretos u orientados a situaciones puntuales pero, desde una perspectiva global, no existe bibliografía que aplique las pautas de la inteligencia emocional a la práctica profesional del periodismo. Bajo ese punto de vista, este libro desarrolla un modelo que profundiza en la necesidad de vertebrar e interconectar los dos planos que nos ocupan: la gestión de las emociones y la práctica del periodismo. Los dos son complementarios y se enriquecen, aunque acostumbren a vivir uno a espaldas del otro. La ventana interior toma la base emocional aportada por Daniel Goleman y la aplica al desempeño de la profesión periodística para traducir en aspectos prácticos el contenido teórico e intangible de las emociones.

Por lo que respecta a la estructura de la obra, está dividida en tres bloques. La primera parte del libro, que engloba los tres primeros capítulos, propone un acercamiento al universo emocional desde tres puntos de vista y está pensada para los lectores no iniciados en cuestiones emocionales. Su lectura no es imprescindible para entender el modelo que se plantea posteriormente, pero sí aporta valiosas claves que ayudarán al lector a formarse una idea global sobre el papel que desempeñan las emociones en la vida cotidiana.

La segunda parte, que es la parte central, desarrolla el modelo propuesto, denominado la ventana interior, y ya sí ahonda profundamente en la relación entre emociones y periodismo. Lo hace mediante los cuatro apartados que, gráficamente, componen esa ventana. Estos apartados incluyen, en total, veinte principios que atienden a su proyección sobre uno mismo, sobre la empresa para la que se trabaja, sobre los compañeros y sobre la audiencia que recibe el mensaje informativo. Así, abordaremos los principios íntimos, corporativos, sociales y públicos.

Finalmente, el libro consta de una tercera parte que está concebida a modo de regalo. Es un anexo de películas relacionadas con el periodismo. Lo considero un regalo porque conozco a pocos profesionales a los que no les apasionen las historias de periodistas. No debe entenderse como una parte independiente, ya que está destinada a facilitar la comprensión del modelo propuesto.

Fragmento del libro «La ventana interior. Inteligencia emocional aplicada al periodismo»

(Editorial Fragua, 2016)

Ejercita tu capacidad de adaptación

periodismo_marca

No todos entendemos la realidad del mismo modo. La pluralidad interpretativa enriquece a un grupo, pero puede dificultar el trabajo en equipo. Por eso son especialmente valiosas las personas con facilidad para adaptarse a nuevos entornos humanos, que presupone la capacidad de identificar el estilo propio y el de los demás. Aplicado al periodismo, Felipe Pena de Oliveira habla de un factor “fundamental en la interacción entre los profesionales y, consecuentemente, en la producción de la noticia: la comunidad periodística. El intercambio de experiencias, el compañerismo, los trucos, los giros propios, el vocabulario específico y el ambiente de tribu son decisivos en las elecciones hechas por los periodistas e influyen directamente en el noticiario”.

Por eso, la adaptación de un periodista que llega nuevo a una redacción supone un proceso esencial en el desarrollo posterior de su trabajo, tomado de manera individual y, especialmente, considerado como miembro de un equipo. Gerald Miller y Mark Steinberg hablan de estilo cognitivo para referirse a “las maneras características en que un individuo estructura sus creencias y actitudes sobre el mundo, y las maneras que tiene de procesar y responder a la información que le llega”.

Fragmento de libro «La ventana interior. Inteligencia emocional aplicada al periodismo»

(Editorial Fragua, 2016)

Adaptarse al entorno

  

No todos entendemos la realidad del mismo modo. La pluralidad interpretativa enriquece a un grupo, pero puede dificultar el trabajo en equipo. Por eso son especialmente valiosas las personas con facilidad para adaptarse a nuevos entornos humanos, que presupone la capacidad de identificar el estilo propio y el de los demás.

Aplicado al periodismo, Felipe Pena de Oliveira habla de un factor “fundamental en la interacción entre los profesionales y, consecuentemente, en la producción de la noticia: la comunidad periodística. El intercambio de experiencias, el compañerismo, los trucos, los giros propios, el vocabulario específico y el ambiente de tribu son decisivos en las elecciones hechas por los periodistas e influyen directamente en el noticiario”.

Por eso, la adaptación de un periodista que llega nuevo a una redacción supone un proceso esencial en el desarrollo posterior de su trabajo, tomado de manera individual y, especialmente, considerado como miembro de un equipo. Gerald Miller y Mark Steinberg hablan de estilo cognitivo para referirse a “las maneras características en que un individuo estructura sus creencias y actitudes sobre el mundo, y las maneras que tiene de procesar y responder a la información que le llega”.

Fragmento del libro «La ventana interior. Inteligencia emocional aplicada al periodismo».

(Editorial Fragua, 2016)