La adaptación a un nuevo entorno

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Imagina que llegas a tu nuevo empleo. Es tu primer día. Estás ante la puerta y tomas aire. Tienes por delante dos tareas muy importantes: desarrollar tu trabajo como periodista y encajar en la redacción que estás a punto de pisar. Cuando una persona conoce a otra, inicia un proceso de adaptación que presenta diferentes variables. Entre ellas destaca el nivel de relación que, previsiblemente, tendrá con esa persona en el futuro y el grado de intimidad que desea inyectar a la relación. Consciente o inconscientemente, se establece una definición que etiqueta el vínculo entre los individuos y los dota de una doble referencia: por un lado, lo que yo puedo esperar de ti y lo que estoy dispuesto a hacer por ti; por otro, lo que tú puedes esperar de mí y lo que estás dispuesto a hacer por mí.

En otras palabras, es lo que Paul Watzlawick explica así: “En toda comunicación los participantes se ofrecen entre sí definiciones de su relación o, para decirlo de modo más riguroso, cada uno trata de determinar la naturaleza de la relación. Del mismo modo, cada uno de ellos responde con su propia definición de la relación, que puede confirmar, rechazar o modificar la del otro. Tal proceso es de suma importancia, pues en una relación estable no puede quedar fluctuante o sin resolver».

Fragmento del libro «La ventana interior. Inteligencia emocional aplicada al periodismo»

(Editorial Fragua, 2016)

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