Goleman afirma que el cociente intelectual y las habilidades técnicas son más importantes en los escalafones bajos mientras que el cociente emocional gana peso en las posiciones más elevadas hasta suponer el 80% de las habilidades relacionadas con el liderazgo. Por eso asegura que “la movilización emocional constituye la esencia misma de la capacidad de influir en los demás”. En ese contexto, uno de los elementos que más valoramos todos en nuestro trabajo es el ambiente. Una redacción con mal ambiente es una condena diaria en la que es muy difícil encontrar la motivación para hacer un trabajo de calidad. En cambio, una atmósfera positiva es un incentivo para hacer las cosas bien. La gente vive a gusto, no está deseando marcharse y nadie se siente peor tratado que otro compañero. Atención a este último punto, erradica los privilegios y no consientas que miembros de tu equipo presuman de tenerlos. Es una de las cosas que más daño te hará como líder: el que disfruta de ellos piensa que es mérito suyo porque es más listo que los demás, en tanto que el resto te culpa a ti de ese trato asimétrico y se siente despreciado.
Fragmento del libro «La ventana interior. Inteligencia emocional aplicada al periodismo»
(Editorial Fragua, 2016)
La ventana interior 