Alexander, un periodista culto y formado en las disciplinas clásicas, se siente desolado por el mundo que ve a su alrededor. Coincidiendo con el día de su cumpleaños, llega la noticia de un inminente conflicto armado. En su entorno cunde la angustia, sentimiento del que también se empapa el pesimismo vital que le atenaza y condiciona su existencia.
ESCENAS RELEVANTES: Alexander es un hombre que confía de la especie humana y, por eso, la sociedad que ve le decepciona. Lo que espera de la humanidad es bondad y disciplina, como representa la historia que cuenta al inicio de la película: “Hace ya muchísimo tiempo, un monje muy viejo de un monasterio ortodoxo (…) plantó un árbol seco en la montaña. Era igual que éste, y le dijo a su discípulo (…) que regara el árbol cada día hasta que cobrara vida. (…) Y, desde entonces, todos los días por la mañana temprano subía a la montaña con un cubo de agua y, al atardecer, volvía al monasterio. Así lo hizo durante tres años hasta que un maravilloso día cuando fue a regar su árbol, como siempre hacía, vio algo excepcional: toda su copa se hallaba cubierta de hermosas flores. Digan lo que digan, esa manera de proceder puede darte resultados extraordinarios. Es decir, que si todos los días, a la misma hora, sistemáticamente, hiciéramos lo mismo estableciendo un ritual, el mundo, sin duda alguna, cambiaría. Estoy absolutamente convencido de ello”.
El repartidor del correo traza un certero perfil de su personalidad, tan alejada de la vulgaridad como orientada a las artes y el afán por el conocimiento: “Tú, un conocido periodista. Has escrito teatro, has escrito crítica literaria, das conferencias de estética, hablas a los jóvenes de la Universidad y, además, escribes ensayos”. El propio cartero es el que, inmediatamente después, da en el clavo cuando analiza su actitud: “Eres tan silencioso y triste… No deberías tomarte la vida tan en serio. Tú eres de esas personas que espera demasiado de la vida y luego les decepciona”. Ésta es la realidad que Alexander se encuentra con crudeza en el ocaso de su vida: su optimismo se topa con la individualidad y el egoísmo humano, actitudes que detesta porque no encajan en sus esquemas morales. Las expectativas que proyecta sobre los demás son irreales y cuando, una vez tras otra, no se cumplen, hacen florecer una frustración que con el paso del tiempo convierte el optimismo en desencanto y pesimismo vital.
TÍTULO ORIGINAL: Offret
GÉNERO: Drama
AÑO: 1986
NACIONALIDAD: Suecia
DIRECCIÓN: Andrei Tarkovsky
GUIÓN: Andrei Tarkovsky
INTÉRPRETES: Erland Josephson, Susan Fleetwood, Valerie Mairesse, Allan Edwall, Gudrun Gildottir, Sven Wolter
Fragmento del libro «La ventana interior. Inteligencia emocional aplicada al periodismo»
(Editorial Fragua 2016)