Las palabras muestran un determinado grado de respeto, que también pone en evidencia su ausencia. Ten presente que tu hermetismo verbal puede ser interpretado como una descortesía, aunque no sea ésa tu intención. Tal vez estás cansado, has tenido un mal día o tu ánimo no pasa por el mejor momento… pero los demás no tienen por qué saberlo. No se trata de que actúes siempre como un charlatán, pero sí es importante que estés alerta y seas capaz de detectarlo a tiempo para evitar malentendidos. Y es que, a veces, el silencio es el argumento más consistente, aunque a nuestro cerebro le cueste más trabajo descodificar ese mensaje.
Somos de lo que venimos y para George Steiner eso explica que “al hecho de su herencia grecojudía la civilización occidental debe su carácter esencialmente verbal. Este carácter lo damos por sentado. Es la raíz y el fruto de nuestra experiencia y no nos es fácil trasponer fuera de ella lo que imaginamos. Vivimos dentro del acto del discurso. Pero no podemos presumir que la matriz verbal sea la única donde concebir la articulación y la conducta del intelecto. Hay modalidades de la realidad intelectual y sensual que no se fundamentan en el lenguaje, sino en otras fuerzas comunicativas, como la imagen o la nota musical”. Sea verbal o no verbal, el respeto siempre es bien recibido.
Fragmento del libro «La ventana interior. Inteligencia emocional aplicada al periodismo»
(Editorial Fragua, 2016)