Suelta lastre y vuela alto

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Cada persona cuenta con unos resortes emocionales que también funcionan en el caso de la motivación. A unos les motivan las responsabilidades; a otros las palmaditas en la espalda, algunos se mueven por el reconocimiento social y no falta quien se siente realizado cuando llega a tener un despacho con un sillón enorme pero, en un mundo materialista como éste, la motivación más habitual es la económica. Muchas personas entienden el dinero como un medio para alcanzar bienes o servicios que les permiten resarcirse de las penalidades del trabajo y, así, el sueldo es su única motivación. Pues bien, no te engañes, ésta no es una profesión para hacerse rico. Por eso, más feliz serás cuanto antes entiendas la conveniencia de cambiar los indicadores de lucro por indicadores de bienestar.

Empieza a valorar otras cosas y entiéndelas como una recompensa. Comentar los resultados de la jornada de fútbol al llegar, el café con ese compañero que cuenta anécdotas tan divertidas, la oportunidad de conocer a gente nueva cada día, la sensación de trabajar en equipo con el resto de la redacción para conseguir que el resultado sea óptimo, la oportunidad de aprender algo nuevo que te ayude a ser mejor. El dinero es importante, pero no todo es dinero. Avanza hacia el minimalismo y purga lo innecesario. Suelta lastre. Volarás más alto y serás más feliz.

Fragmento del libro «La ventana interior. Inteligencia emocional aplicada al periodismo».

(Editorial Fragua, 2016)

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