Sé creativo y busca tu propio estilo

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Tom Wolfe esboza un modelo de innovación cuando detalla la dinámica de trabajo de un reportero que se caracterizaba por la originalidad de sus crónicas. La base estaba un paso antes de llegar al proceso de escritura, porque su manera de proceder también era original: “Breslin convirtió en una costumbre el llegar al escenario mucho antes del acontecimiento con el fin de recoger material ambiental, el ensayo en el cuarto de maquillaje, que le permitieran crear un personaje. De su modus operandi formaba parte el recoger los detalles novelísticos, los anillos, la transpiración, las palmadas en el hombro, y lo hacía con más habilidad que muchos novelistas”.

El propio Wolfe, considerado uno de los padres del nuevo periodismo, relata cómo sentía la sensación de estar abriendo un camino nuevo cuando experimentaba con las nuevas formas de contar: “Tenía la sensación, con razón o sin ella, de hacer cosas que nadie nunca había hecho antes en periodismo. Solía intentar imaginarme lo que experimentaban los lectores al encontrarse con toda esa desenvoltura y fragmentación en un suplemento dominical. Me gustaba esa idea. No me sentía parte de ningún medio periodístico o literario normal”.

Wolfe compara con el surgimiento de la novela realista en Inglaterra las reacciones que suscitaban aquellos primeros pasos del nuevo periodismo: “En ambos casos la nueva forma es considerada como superficial, efímera, simple diversión, moralmente irresponsable, Algunos argumentos eran tan similares que resultaba fantástico”.

Fragmento del libro «La ventana interior. Inteligencia emocional aplicada al periodismo»

(Editorial Fragua, 2016)

Abre tu mente a las nuevas ideas

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El creativo tiene que saber resistir porque sus ideas encontrarán muchas reticencias, unas espontáneas y otras interesadas, que debe sortear. Al menos cuando seas tú quien evalúa las ideas de otros haz un esfuerzo por aceptar planteamientos nuevos y abre tu mente a propuestas que pongan en duda la eficacia de lo actual. Aprende a sentirte cómodo con las sugerencias rompedoras. Lógicamente no se trata de asumir cualquier ocurrencia. Debe pasar por una fase de análisis pero, de entrada, no cierres puertas antes de estudiar cada idea con detalle. Menchu Gómez y Rubén Turienzo sostienen que “una idea que no se hace realidad es una simple fantasía infructuosa. (…) De la misma manera que una mente cerrada se cierra puertas, una mente abierta se abre puertas”.

Fragmento del libro «La ventana interior. Inteligencia emocional aplicada al periodismo»

(Editorial Fragua, 2016)

Saca brillo a tu autoestima

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En La terca memoria, el periodista Julio Scherer García desgrana sus recuerdos sobre los acontecimientos más relevantes de la historia reciente de México. Al repasar sus primeros años de profesión, en la redacción del diario Excélsior, confiesa: “Yo avanzaba en el trabajo, no así en la autoestima. Baja como era, muy baja, la atribuía a la timidez, un embarazoso encogimiento del alma, y buscaba afanoso el éxito como un principio de solución al conflicto interior”.

Con frecuencia, los tímidos se debaten en una cruel batalla interna. Viven una lucha constante entre el deseo de destacar y el temor a que se note su presencia. Y ahí está la clave. Ese temor, que ata el verdadero deseo de interactuar con otros, viene marcado por la baja autoestima y genera una cascada de acciones y reacciones que resulta muy difícil de parar. El trabajo del periodista está indisolublemente ligado al contacto con otras personas con la que hay que socializar, generar empatía y entablar relaciones de confianza y, desde la timidez, esa tarea puede convertirse en un sufrimiento continuo.

Jonathan Cheek lo argumenta explicando que “las personas que se subestiman reaccionan a las situaciones con pensamientos y sentimientos negativos. Los que están alrededor de alguien así, saben que no se precia suficientemente y por eso, a su vez, suelen no dispensarle el respeto y la consideración que merece. Esto fortalece la idea de que vale poco. (…) Tener una buena autoestimación es ser amable consigo, tener la seguridad de que es digno de ser amado, agradable, competente y efectivo.

Fragmento del libro «La ventana interior. Inteligencia emocional aplicada al periodismo»

(Editorial Fragua, 2016)

Cada error es una nueva lección

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Hay periodistas convencidos de que los mejores profesionales son aquellos que no se equivocan nunca. Falso. En todo caso, serán los más mentirosos o los más soberbios porque la única realidad es que, aquí, todos nos equivocamos alguna vez. Así que empieza a pesar que el mejor no es aquel que dice que no se equivoca, sino el que reconoce el error y hace todo lo posible para que no se repita.

En su obra El estilo del periodista, Álex Grijelmo sostiene que “siempre me parecerá más fiable alguien que reconoce sus equivocaciones que aquellas personas que jamás admiten haber cometido un desliz, un error, un lapsus, haber emitido un juicio excesivo hacia otro o haber difundido una apreciación falsa. Esas personas infalibles probablemente son las más inseguras de sí mismas, pues temen que el simple reconocimiento de una equivocación acabe con su autoestima o con su prestigio. Por el contrario, quien reconoce un error o admite una crítica está poniendo los remedios para no reincidir, y, lejos de parecer débil, dará sensación de seguridad en sí mismo y en su trayectoria”. Por lo tanto, no interpretes tus errores como una evidencia de las limitaciones que arrastras, sino como una nueva lección aprendida.

Fragmento del libro «La ventana interior. Inteligencia emocional aplicada al periodismo»

(Editorial Fragua, 2016)

Cuida la puesta en escena

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Miquel Rodrigo Alsina aconseja ajustar las características del mensaje a la naturaleza del medio, para que responda a las necesidades y expectativas del público. En su opinión, hay que atender a tres elementos:

  • La naturaleza tecnológica de cada medio porque el lector, el oyente y el espectador llevan a cabo comportamientos comunicativos distintos.
  • La morfología y la tipología de la comunicación, teniendo en cuenta aspectos como la duración de la noticia, su situación en el contexto informativo, la forma de presentarla…
  • Los modelos de uso para los medios, donde la credibilidad es el elemento clave.

El valor de la concreción dentro del mensaje es equivalente al del pragmatismo en el desarrollo de la actividad periodística. Joaquín Lorente lo identifica con “el conjunto de criterios, posiciones y acciones que van a hacer posibles nuestros objetivos. En la medida en que dependemos de otros, el pragmatismo es estar dónde y cuándo se debe estar, es saber decir aquello que le servirá a quien nos escucha, es callar aquello que nos puede perjudicar, es cumplir lo pactado, es hacer sentir al otro o los otros que nuestra intervención les sirve”. Por lo tanto, no lo dudes, opta siempre por la sencillez. Es una apuesta ganada.

Fragmento del libro «La ventana interior. Inteligencia emocional aplicada al periodismo»

(Editorial Fragua, 2016)

Cine y periodismo: Leones por corderos

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El senador Jasper Irving concede una exclusiva a Janine Roth, una reputada periodista política. Por otra parte, el profesor Stephen Malley trata de motivar a un alumno aventajado de su clase. Eso coincide con un incidente en el que dos soldados americanos destinados en Afganistán, antiguos alumnos del profesor, resultan heridos.

La película está articulada en torno a tres historias que convergen en un acontecimiento común, pero aquí únicamente nos interesa la entrevista entre el senador Jasper Irving y la periodista Janine Roth. Él le explica en exclusiva la nueva estrategia militar que se acaba de poner en marcha en Afganistán, consistente en desplegar sobre el terreno pequeños equipos de soldados para hacer frente a los insurgentes. El senador trata de manipular a Janine desde el primer momento y hasta en dos ocasiones reclama su ayuda: “En cierto modo estamos en el mismo equipo, somos compañeros. Compartimos la responsabilidad. Ya vencieron la guerra. Ahora les pido que me ayuden a vender la solución”.

Janine capta rápidamente sus intenciones y entiende que lo que él busca es un éxito ante la opinión pública para impulsar su carrera política. Cuando llega a la redacción, se enfrenta con su jefe. Él no filtra el contenido y solo quiere emitir cuanto antes la exclusiva, pero Janine insiste en que no hay información en lo que le ha contado el senador, sino propaganda: “No podemos volver a hacerlo. Volver a creernos todo lo que nos dicen de la misma forma que al principio. (…) No es un regalo, es propaganda. Y, que yo sepa, no tenemos que informar de todo lo que el Gobierno quiera, ¿no?”.

La periodista apela a su responsabilidad profesional, se aferra al compromiso con la sociedad y reivindica el papel de guardián del poder que debe ejercer el periodismo: “Si nosotros no lo hacemos, Howard, ¿quién lo hará? Éste es nuestro trabajo. Esos políticos, esos periodistas, esos que dicen… si hubiéramos sabido lo que sabemos ahora… ¡Qué hipocresía! ¡Qué hipocresía! Estaba todo ahí… Si nosotros nos hubiéramos molestado en atar cabos… Pero no lo hicimos. Cerramos los ojos”.

TÍTULO ORIGINAL: Lions for lambs

GÉNERO: Drama

AÑO: 2007

NACIONALIDAD: Estados Unidos

DIRECCIÓN: Robert Redford

INTÉRPRETES: Tom Cruise, Robert Redford, Meryl Streep, Derek Luke, Michael Peña, Andrew Garfield, Peter Berg, Tracy Dali, Louise Linton, Rustee Rutherford

 

Fragmento del libro «La ventana interior. Inteligencia emocional aplicada al periodismo»

(Editorial Fragua, 2016)

Identifica y admite tus errores

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“Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir”. Esa frase la pronuncian cada día miles de niños de todo el mundo pero el 18 de abril de 2012 abrió todos los informativos en España. El motivo es que no las pronunció un niño, sino el entonces Jefe del Estado, el Rey Juan Carlos I. En plena crisis económica, con mu-chas familias atravesando graves dificultades, un inoportuno accidente obligó a la Casa Real a informar de que Su Majestad había sufrido una lesión mientras se encontraba en un safari en Botsuana. Aquello no se recibió de buen grado en la sociedad española, que esperaba un mejor ejemplo de su Rey. La Casa Real no escondió el error ni trató de negarlo. De viva voz, don Juan Carlos admitió que se había equivocado y pidió disculpas a los españoles.

Una situación completamente opuesta presenciamos en 19:30, una obra de teatro con texto de Patxi Amezcua. La trama arranca cuando un diputado del partido en el poder es detenido de madrugada, desnudo, ebrio y con cinco millones de euros en billetes de 500. Los asesores del político y su gabinete de comunicación se ponen en marcha desarrollando continuos ejercicios de cinismo para tratar de esconder la mentira, primero, y para encontrar un cabeza de turco que asuma la responsabilidad ajena y se sacrifique a favor del diputado, después. En ningún momento pasa por su cabeza reconocer el error y asumir las consecuencias. Para ellos, el problema no es el error cometido, sino cómo salir indemnes. El punto de partida es entender que la responsabilidad empieza, como forma más primitiva, por reconocer los errores.

Fragmento del libro «La ventana interior. Inteligencia emocional aplicada al periodismo»

(Editorial Fragua, 2016)

La evolución de la responsabilidad en los medios

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Ángel Benito sintetiza en tres etapas la Historia de la Teoría General de la Información, en las que detecta un progresivo avance del concepto de responsabilidad en los medios:

  • Hasta los siglos XVII-XVIII el modelo es el de la persuasión, tomando como referencia la Retórica de Aristóteles.
  • Hasta mediados del siglo XIX se impone la persuasión de las masas analfabetas, fundamentalmente para conseguir objetivos políticos.
  • La aparición de nuevos elementos tecnológicos posibilitan llevar la información a grades masas y, al mismo tiempo, im-pulsar su participación en la vida pública.

Fragmento del libro «La ventana interior. Inteligencia emocional aplicada al periodismo»

(Editorial Fragua, 2016)

La vocación, una energía sin límites

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El colombiano Fernando Botero es uno de los artistas más conocidos en todo el mundo y expone sus obras en rincones de todo el planeta. Y eso que, de pequeño, su gusto por la pintura no fue bien recibido en su entorno, donde opinaban que, el de pintor, era un oficio para morirse de hambre: “Mi padre era vendedor ambulante. Un hombre nada cultivado que durante semanas hablaba de mulas cargadas de paquetes. Pero tenía una cosa fascinante, un libro sobre la Revolución Francesa. De pequeño me pasaba el día mirando las ilustraciones de Luis XVI y madame Pompadour que luego pintaba. Hasta los 19 años no vi un cuadro de verdad”.

La vocación nace de cualquier parte y necesita muy poco para crecer. Ésa es una buena noticia para ti porque el terreno del periodismo es yermo y poco fértil. La periodista Maruja Torres es contundente: “Éste no es un oficio para blandengues ni regalones, y tienes que amarlo intensa y fielmente para permanecer en él. Si lo que quieres es enriquecerte, estudia para notario, cariño. Si ocurre que naciste con el veneno del periodismo en la sangre, hazlo de la única manera que debe hacerse, en cualquier circunstancia: bien. No importa que lo que te guste sea escribir y publicar (¿y a quién no?) y que te obliguen a pasar años sentado ante una mesa, editando lo que escriben otros: de ese modo aprenderás, te sentirás integrado en el engranaje, lo cual también forma parte del places, y alcanzarás un conocimiento más profundo de tus propias facultades, así como de tus puntos débiles”.

Fragmento del libro «La ventana interior. Inteligencia emocional aplicada al periodismo».

(Editorial Fragua, 2016)

Cine y periodismo: Ausencia de malicia

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Una joven periodista, Megan Garter, investiga la misteriosa desaparición de un líder sindical. En su tarea comete varios errores, involuntarios pero imperdonables, y termina involucrando en el caso a Michael Gallagher, que es hijo de un conocido gánster. La situación que se genera abre interesantes reflexiones sobre el poder de la prensa, el rigor de los periodistas y su papel ante la presunción de inocencia.

En este caso, Megan es un ejemplo en perspectiva negativa porque no se caracteriza por la búsqueda de la excelencia, sino por las negligencias que comete. Se olvida del rigor periodístico y se agarra a la interpretación legal que aporta el abogado del periódico: “Si habla con nosotros incluiremos sus razones, lo que dará una apariencia de justicia. Si él se niega a hablar no somos responsables de errores que él no ha desmentido y, si no conseguimos dar con él, al menos se intentó. (…) En lo que respecta a la ley, la exactitud del artículo no tiene importancia. No sabemos que la historia sea falsa, por lo que hay ausencia de malicia. Hemos sido razonables y, por tanto, no ha habido negligencia. Podemos decir lo que queramos del señor Gallagher y él no puede perjudicarnos”.

Es decir, su prioridad no es ser rigurosa, sino evitar problemas legales. También resulta curioso que solo se preocupe por confirmar la información cuando el artículo ya ha sido publicado: “Yo firmo ese artículo y me gustaría saber si hay algo inexacto. Me gustaría oír su versión. No puedo conocer la verdad si usted no me la dice”.

Otro error grave llega al delatar a la fuente a la que, previamente, había garantizado confidencialidad: “Fue Elliott Rosen. Manda a las fuerzas de asalto. Él fue quien filtró los datos sobre ti. No sé por qué”.

TÍTULO ORIGINAL: Absence of malice

GÉNERO: Suspense

AÑO: 1981

NACIONALIDAD: Estados Unidos

DIRECCIÓN: Sydeny Pollack

INTÉRPRETES: Paul Newman, Sally Field, Melinda Dillon, Bob Balaban, Wilford Brimley, Barry Primus

Fragmento del libro «La ventana interior. Inteligencia emocional aplicada al periodismo»

(Editorial Fragua, 2016)