Principios públicos: con vocación de servicio

periodicos-con-los-medios-1

Los principios públicos se vinculan a la relación entre el periodista y su audiencia, que está marcada por la integridad del profesional y su autoexigencia.

  • Integridad. Se basa en el respeto a unos códigos deontológicos que priorizan los derechos de los ciudadanos y garantizan el rigor del trabajo elaborado. Supone la posesión de altas dosis de conciencia y una fuerte estructura moral que erradique las tentaciones de quebrantar normas éticas, tanto personales como profesionales. Implica cualidades como la independencia y la honestidad.
  • Responsabilidad. Es el feedback que se mantiene con la audiencia. Supone desplegar habilidades como la capacidad de escuchar y asumir críticas, la humildad para aceptar propuestas ajenas y la flexibilidad para abordar cuestiones distintas a las habituales.
  • Ciudadanía. Es el compromiso del profesional con la sociedad y su predisposición para abordar cuestiones de interés público, dar voz a los más desfavorecidos, denunciar los abusos del poder y fomentar los valores democráticos. Requiere una alta conciencia social, espíritu crítico, vocación de servicio, altruismo, proximidad e interés humano.
  • Perfeccionismo. Conlleva la posesión de altos niveles de exigencia para evaluar el rendimiento propio y buscar la excelencia en el trabajo. Influyen aspectos como la vocación, la capacidad de autocrítica, la fuerza de voluntad, el gusto por el conocimiento o la perseverancia en la búsqueda de un resultado perfecto tanto en la forma como en el fondo.
  • Responsabilidad. También implica un elevado grado de autocrítica para detectar los errores cometidos, admitirlos y, cuando sea posible, subsanarlos. Exige altas dosis de bondad; conciencia, entendida como el conocimiento interior del bien y del mal, y humildad para aceptar las equivocaciones y asumir sus costes.

Fragmento del libro «La ventana interior. Inteligencia emocional aplicada al periodismo»

(Editorial Fragua, 2016)

La magia de «fluir»

mihaly-783a71d232f45c7c546514269b77d63a-800x390

El trabajo de Mihaly Csikszentmihalyi ha tomado popularidad mundial gracias, en parte, a uno de los conceptos que utiliza: fluir. Con este término se refiere a la sensación que experimentamos cuando desarrollamos una acción, quizá complicada, con aparente facilidad. Son esas ocasiones en las que parece que formamos parte de una corriente en la que todo surge de manera natural y sin esfuerzo. Efectivamente, en esos casos, todo fluye. Curiosamente no ocurre cuando estamos relajados, sino que aparece cuando estamos intensamente concentrados en una tarea que exige el máximo rendimiento. Buscar esa fluidez no es otra cosa que convertir en una motivación la satisfacción que se experimenta al desarrollar una tarea. Aunque no todas las actividades se prestan de igual manera a ese fluir, sí presentan algunos elementos comunes, que se resumen en encontrar aquello que te motiva, que encaja con tus inquietudes y que da sentido a lo que haces.

Fragmento del libro «La ventana interior. Inteligencia emocional aplicada al periodismo».

(Editorial Fragua, 2016)

El miedo es como el fuego

fuego-09

Dice el escritor Felipe Benítez Reyes que “los gorriones suelen acabar durmiendo en los brazos del espantapájaros, quizá porque todos los seres acaban acostumbrándose a convivir con el terror”. La solución no es habituarte al miedo, sino vencerlo y, para eso, necesitas identificarlo. A veces el miedo es evidente. Sobre todo, cuando somos espectadores del miedo que padecen otros.

Como periodista, más de una vez habrás notado que en los veranos radiofónicos es muy frecuente escuchar voces jóvenes, entrecortadas y temblorosas. Suelen ser estudiantes en período de prácticas y, muchos, se enfrentan al micrófono por primera vez. El miedo está en la mente, pero el cuerpo los delata. El sistema nervioso tiene línea directa con el sistema respiratorio e influye en él. Por eso, la voz tiembla cuando acecha el miedo. Detectarlo y ser consciente de su presencia es el primer paso para plantarle cara. El miedo es como el fuego. Devora todo lo que le das y cuanto más lo alimentas, más crece. El objetivo, por lo tanto, es sofocar la llama inicial, antes de que el incendio sea inabarcable.

Fragmento del libro «La ventana interior. Inteligencia emocional aplicada al periodismo».

(Editorial Fragua, 2016)

Las ventajas del diálogo interior

b1

Imagina el trabajo diario en una gran biblioteca. Gran parte del día está abierta al público y los empleados atienden las peticiones de los usuarios, pero no todos los recursos se destinan al servicio directo a los lectores. Una parte del personal ocupa su tiempo en el trabajo interno: cataloga los libros, añade volúmenes nuevos, retira los que están deteriorados, coloca en las estanterías los tomos que han devuelto otros usuarios… Imagina ahora el funcionamiento de esta misma biblioteca sin ese trabajo aparentemente inexistente. ¿Funcionaría igual? Seguramente no. De hecho, es muy probable que esa biblioteca fuera un desastre. Nadie repararía los volúmenes dañados, ni las nuevas adquisiciones estarían catalogadas, ni los libros se encontrarían colocados en el lugar que alfabéticamente los corresponde. Una pesadilla para cualquier usuario. Como el principal usuario de tu autoestima eres tú, también serás el más beneficiado si la mantienes en perfecto estado de revista.

Carmela París sostiene que “la comunicación que se mantiene con uno mismo es la base del triunfo personal. Lo que nos decimos a nosotros mismos, nuestros diálogos internos, los sentimientos que genera nuestra actitud ante la vida son el eje alrededor del cual giramos, e influyen poderosamente en las acciones que emprendemos y, como consecuencia, en lo que nos acontece. (…) Quien sabe comunicarse bien consigo mismo puede dirigir su propia vida en la dirección que se marque, y aceptar de forma positiva los resultados obtenidos”.

Fragmento del libro “La ventana interior. Inteligencia emocional aplicada al periodismo”

(Editorial Fragua, 2016)

Las buenas noticias también existen

optimismo

Todos los días vemos ejemplos de noticias puntuales de baja estofa elevadas al grado de acontecimiento, mientras que historias reconfortantes y mucho más relevantes pasan desapercibidas. El psiquiatra Luis Rojas Marcos no es periodista pero es un gran comunicador. Conoce bien cómo actúa la información sobre el ánimo del individuo y sostiene: “En tiempos de inseguridad, la información más beneficiosa es la que separa claramente hechos reales y datos conocidos de especulaciones y temores dudosos. La información es reparadora y útil si incluye tanto las medidas de protección que el Gobierno está tomando, como las recomendaciones de expertos que puedan ayudarnos a protegernos. Cuando adoptamos activamente medidas preventivas, nos sentimos menos importantes o más dueños de nuestro destino. La buena información es una fuente de seguridad que nos ayuda a soportar circunstancias difíciles”.

Para argumentar su afirmación apela a varios estudios llevados a cabo en Estados Unidos, que nos dan dos pistas muy valiosas; no solo qué información influye positivamente sobre el receptor sino, también, qué tipo de comunicación es la que despierta una actitud de apertura hacia la sociedad: “Como Stanley Schachter, psicólogo investigador de la Universidad de Stanford (California), demostró en varios experimentos, cuanto mejor informados estamos sobre los elementos responsables de una situación concreta y sus posibles efectos en nosotros, menos susceptibles somos de ser impactados negativamente por las cábalas amenazantes o especulaciones agoreras que suelen invadir el ambiente en tiempos inciertos. Está demostrado que la comunicación franca, directa y esperanzadora de los líderes evoca seguridad, aliento y cooperación en los ciudadanos”.

Fragmento del libro «La ventana interior. Inteligencia emocional aplicada al periodismo».

(Editorial Fragua, 2016)

Más acera y menos moqueta

128999_acera

En ocasiones, el periodista tiende a considerar noticia cualquier información procedente de una fuente institucional. Es lo que José Javier Muñoz denomina imperativo institucional: “Casi todos conocemos (…) periodistas que juzgan importante una noticia por el hecho de partir de un centro oficial, de una autoridad o de una institución influyente. Ése es un periodismo que no puede ofrecer a los receptores de los mensajes una sensación de proximidad. Los lectores, los oyentes y los espectadores no sienten como propios los temas abusivamente institucionales y, por consiguiente, no pueden verse representados por un medio que se fundamente en esta forma de comunicar”.

Eso ocurre en los medios pequeños y también en los grandes, como la cadena norteamericana de noticias CNN: “Según el punto de vista de Nagle, la oficina de la CNN tenía su propio estilo. Le encantaba la pobre sede de Dallas, en la que unos cuantos periodistas bajo el mando del jefe Larry LaMotte tenían que remover cielo y tierra para encontrar cuatro o cinco noticias al día. Odiaba la oficina de Washington, que tendía a informar de los asuntos del gobierno como si lo estuvieran haciendo desde una torre de marfil. Nagle hacía todo aquel tipo de comparaciones para educar a sus productores en la forma en que debían aproximarse a las noticias. Deseaba que los reportajes de la CNN fueran reales, con los pies en la tierra, y, sobre todo, que estuvieran relacionados con las vidas de los espectadores. Había escrito muchas de aquellas observaciones en el manual de introducción: ‘Todos debemos resistir la tentación de escoger el camino más fácil y dedicarnos tan sólo a entrevistar a los presidentes de las compañías, que son los que parecen tener todas las respuestas. De hecho, la mayoría de las buenas historias se encuentran lejos del mundo empresarial y muy cerca de los lugares en los que vive la gente corriente. El poder de la gente es básico para las noticias de la televisión. Tenemos que hacerlo mejor que nadie. Eso nos hará especiales”.

Fragmento del libro «La ventana interior. Inteligencia emocional aplicada al periodismo».

(Editorial Fragua, 2016)

La importancia de filtrar lo relevante

embudo-de-retencic3b3n

El periodista debe ser capaz de identificar lo importante y también lo interesante. En ocasiones, los dos elementos convergen en una sola noticia, pero con frecuencia no es así. A la hora de seleccionar, lo importante es esencial pero también hay que dejar la puerta abierta a lo interesante, a esos acontecimientos que carecen del peso puramente informativo que tiene lo importante, pero que suscitan un elevado grado de curiosidad humana. Al debatirnos entre lo importante y lo interesante, el riesgo es caer en lo irrelevante. Para evitarlo, adopta como norma la máxima que Baltasar Gracián escribió en el siglo XVII aconsejando a sus semejantes ser hombres de plausibles noticias: “La primera y más gustosa parte de esta erudición plausible es una noticia universal de todo lo que en el mundo pasa, trascendiendo a las cortes más extrañas, a los emporios de la fortuna. Un práctico saber de todo lo corriente, así de efectos como de causas, que es cognición entendida, observando las acciones mayores de los príncipes, los acontecimientos raros, los prodigios de la naturaleza y las monstruosidades de la fortuna”. Esta pauta, que junto a otras 24 conformaba una especie de manual del buen caballero de la época, es una buena referencia aún hoy cuando dudes sobre la conveniencia de elevar a la categoría de noticia determinados acontecimientos.

Fragmento del libro «La ventana interior. Inteligencia emocional aplicada al periodismo».

(Editorial Fragua, 2016)

Rebeldía y espíritu crítico

50b36f3c8585c

El periodista argentino Tomás Eloy Martínez apela al concepto de ciudadanía y se revela a la sumisión ante el poder con esta anécdota: “Hay que cuidar las formas, me repetía un jefe de redacción en el diario donde me inicié cuando era adolescente. Hay que conciliar, me decía, hay que entender el juego del Poder. Ésa fue la primera enseñanza contra la cual me sublevé. Siempre he pensado (y éste es un tema para discutir largamente) que el periodismo no tiene sino dos formas que cuidar: la de su herramienta –el lenguaje- y la de su ética, que no responde a otro interés que el de la verdad. No tiene por qué conciliar, con nada ni con nadie. (…) Si el periodista concilia, si transa con el Poder, si se vuelve cómplice de la mentira y de la injusticia, no sólo está traicionándose a sí mismo. Traiciona, sobre todo, la fe que el lector ha puesto en él, y con eso destroza el mejor argumento de su legitimidad y el único escudo de su fortaleza”.

Está claro que el espíritu crítico es una cuestión personal, así que no seas ingenuo. Recuerda, como explica Sánchez Noriega, que a veces la influencia de los compañeros de redacción actúa “como contrapeso a decisiones imprudentes o valoraciones excesivamente subjetivas del hecho noticioso. En muchas ocasiones el conservadurismo o la conformidad con los usos sociales establecidos son un factor de freno para los profesionales con mayor arrojo a la hora de tratar cuestiones conflictivas”.

Fragmento del libro «La ventana interior. Inteligencia emocional aplicada al periodismo»

(Editorial Fragua, 2016)

La credibilidad nace de la honestidad

credibilidad-en-tu-equipo-de-trabajo

Bernardo Díaz Nosty afirma que “la credibilidad aparece en el centro de la crisis de los medios informativos. Se trata de un concepto complejo, frecuentemente asociado a la objetividad y a la veracidad, pero que es más bien una construcción subjetiva. La credibilidad, como las creencias, está relacionada con distintas formas de entender la realidad. Por ello, la elección de un medio frente al resto de la oferta supone ya un gesto previo de confianza. La credibilidad nace, pues, de esa confianza directa en un medio, pero no es uniforme, ni permanente. Está basada en la gratificación que, ante situaciones cambiantes, mantiene el medio en su público”. En definitiva, la credibilidad nace de la confianza que una persona deposita en un medio y se alimenta de las gratificaciones que recibe de él.

Muchas veces, la clave de la honestidad está en la selección de la información. Una parte entra en la noticia y otra queda fuera. Ryszard Kapuscinski argumenta la necesidad de apostar por la integridad cuando se asume que la objetividad es imposible: “La selección de lo que tenéis que escribir está completamente reservada a vuestra intuición, a vuestro talento y a vuestros principios éticos. Podemos mentir sin pretenderlo, sólo porque nuestra memoria es limitada o los recuerdos son erróneos, o bien a causa de nuestras emociones”. Lorenzo Gomis amplía un poco más ese campo y, junto a la selección de la información, pone el acento en la interpretación que se hace de ella: “El periodismo es un fenómeno de interpretación, y más exactamente un método para interpretar periódicamente la realidad social del entorno humano, método que comporta unos hábitos y unos supuestos. (…) La realidad a la que se refiere la interpretación periodística es la realidad social. No pretende el periodista interpretar lo que sucede en la intimidad de las conciencias ni en las profundidades del inconsciente. Es la realidad humana social en la medida en que produce hechos la que aspira a interpretar”.

Fragmento del libro «La ventana interior. Inteligencia emocional aplicada al periodismo»

(Editorial Fragua, 2016)

La cooperación en los equipos de trabajo

nuestro-equipo

Ferrazzi y Raz inciden en el carácter humano de los grupos y en la importancia de que los individuos cultiven confianza, empatía y generosidad para llegar a constituirse en equipo. En ese contexto sostienen que “las relaciones se solidifican con la confianza. Las instituciones se construyen sobre eso. Te ganas la confianza de los demás, no preguntando qué puede hacer la gente por ti sino, parafraseando a Kennedy, qué puedes hacer tú por la gente”. Cuando ofrezcas tu ayuda a un compañero, sé honesto y esfuérzate.

Algunos generosos se ofrecen a ayudar y en realidad nunca lo hacen, aunque lo publicitan hasta la extenuación haciendo creer a todos que cada parpadeo tiene como finalidad dotar a su asfixiado compañero de un poco de aire. Son especialistas en darla con queso. Esta expresión se remonta al medievo, cuando taberneros de todo el país viajaban hasta La Mancha para comprar vino. Algunos bodegueros aprovechaban estas visitas para dar salida a partidas de vino estropeado o de baja calidad. Para conseguirlo utilizaban una técnica burda pero eficaz: obsequiaban a sus clientes con un plato de queso fuerte con aceite para que, inmediatamente después, su paladar fuera incapaz de distinguir un buen vino de otro malo.

De nuevo, Ferrazzi y Raz recuerdan que “los escenarios en los que sólo una parte gana a menudo significan que ambas partes pierden a la larga. La ganancia para ambos se ha convertido en una realidad necesaria en este mundo. En un mercado hiperconectado, la cooperación está ganándole puestos a la competitividad”.

Fragmento del libro «La ventana interior. Inteligencia emocional aplicada al periodismo»

(Editorial Fragua, 2016)